
En su obra “Fundamentos y aplicaciones de la Logoterapia”, el eterno maestro Viktor Emil Frankl expone magistralmente los vínculos estrechos que existen entre conciencia, libertad y responsabilidad.
Cabe destacar que Frankl es considerado el psicoterapeuta más famoso del siglo XX, además de ser el creador de la Logoterapia o Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia. El médico, nacido en Viena el 26 de marzo de 1905, estuvo preso entre 1942 y 1946 en Auschwitz, Dachau y otros campos de concentración.
Después de su liberación recorrió el mundo en calidad de conferencista y fue Catedrático de Logoterapia en las Universidades de San Diego, Harvard, Stanford y Cambridge. Fue presidente de la Sociedad Médica de Psicoterapia de Austria hasta su muerte, el 2 de septiembre de 1997.
El profesor Viktor definió la conciencia como la capacidad intuitiva del hombre para descubrir el sentido de una situación. Además consideraba que el hombre es guiado en su búsqueda de sentido por la conciencia. Es la que porta la voz de los pensamientos. Es la encargada de dirimir entre unas y otras cuestiones que de alguna manera quieren tener protagonismo e influencia en los futuros desenlaces por vivir. Es el conducto natural por donde se desarrollan las intuiciones que habilitan el florecer de las ideas, que distinguen la esencia racional del ser.
“El hombre es libre de responder las cuestiones que le plantea la vida. Pero esta libertad no debe ser confundida con arbitrariedad. Debe ser interpretada en términos de responsabilidad. El hombre es responsable de dar la correcta respuesta a la pregunta y de encontrar el verdadero sentido de una situación. Y el sentido es algo que debe ser hallado más que otorgado, descubierto más que inventado”, decía Frankl. ¿Y si se pluraliza su razonamiento y se hace extensivo a las cuestiones que plantea el tejido social? En los quehaceres de la convivencia, ¿se confunde la libertad con la arbitrariedad?, ¿cuáles son los sentidos compartidos que aglutinan a los ciudadanos?, ¿de qué forma cada uno aporta para la construcción de una sociedad libre y responsable?
¿Hacia dónde vamos como sociedad?, ¿qué hemos decidido vivenciar en conjunto?, las dos preguntas pueden ser disparadores de otras que consideren necesarias, para desarrollar las mejores respuestas. Si bien están pensadas y expuestas en plural es determinante ingresar al ser interior de cada uno, que es el más recóndito de los universos, el que más atención requiere, el que necesita el máximo cuidado y el que debe hacerse cargo de lo que piensa, dice y hace. La imponente humanidad vive en la manifiesta subjetividad que identifica a cada vida. En ella hay potencia y concreciones, ideas y acciones, historias y realidades, misiones y realizaciones, emociones y sentimientos, como también enseñanzas constantes en el manantial de experiencias que vive. Hay diez mil mandamientos que emergen de las diez mil situaciones únicas de las cuales consiste la vida, expresó al respecto Frankl.