Ciencia y Tecnología

La historia cómo México se conectó por primera vez a Internet: una carrera de tropiezos y maravillas entre la UNAM y el ITESM

Xacata: La conexión era tan inestable que no fue solo una vez cuando Marco tuvo que dejar su oficina para hacer lo impensable.

Como los correos electrónicos se quedaban atascados y no llegaban al nodo de Bitnet en el ITESM, el único en todo el país, Marco tenía que grabar los mensajes que debían mandarse en cintas magnéticas. Luego, con cintas bajo el brazo, compraba un boleto de autobús y viajaba a la ciudad de Monterrey para una vez ahí descargar la información de los correos electrónicos que tenía pendiente mandar la UNAM.

De vuelta a 1986, Bitnet fue una de tantas redes precursoras de lo que hoy conocemos como Internet. era una red formada por 450 universidades e institutos de investigación en Estados Unidos, Europa, Canadá y Japón a la que el Tec de Monterrey consiguió inscribirse.

Bitnet le vino de maravilla: no solo eventualmente pudo conectar a sus entonces 26 campus, sino que podría acceder a listas de discusión y bibliotecas virtuales dentro y fuera de México.

Tuvo que pasar más de un año para que UNAM consiguiera convencer de su necesidad de formar parte de la red. Un acuerdo con la Universidad de Arizona y otro con IBM en 1986 le pusieron en el juego, y la universidad obtuvo un acceso a Bitnet través de una IBM 4381 en la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico.

La mala noticia, es que a falta de infraestructura tendría que utilizar el enlace ya hecho por el Tecnológico de Monterrey. Por sí misma no es la peor de las noticias, pero hizo que la UNAM dependiera del básico cableado telefónico de Telmex (en aquel entonces todavía una empresa paraestatal).

No solo la primera conexión se hizo hasta 1987, sino que las caídas eran constantes, y Marco, seguramente resignado, volvía a comprar un boleto de camión para ir a Monterrey, con unas cintas bajo el brazo. Por supuesto, Marco no podía hacer ese trayecto diariamente, así que los mensajes comenzaron a enviarse vía paquetería terrestre. Así de lejano, pero así de impactante, es que para mediados de la década de los ochenta una entidad tan gigantesca como la UNAM no tuviera Internet.

La anécdota de Marco Ambriz, académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, la cuenta la investigadora Gloria Koenigsberger, quien trabaja en el Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, y es autora de ‘Los Inicios de Internet en México‘.

Ahí cuenta la desesperación de investigadores, particularmente astrónomos, por conseguir una conexión fiable que les permitiera compartir sus investigaciones hechas en observatorios de México, pero también acceder a investigaciones que se realizaban en otras partes del mundo. Para 1987 aquello apenas era una posibilidad, con Estados Unidos impulsando diversas redes docentes y académicas, todas incipientes y distantes de índoles comerciales propias del Internet ahora.

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