Economía

La nueva asimetría

Por Héctor Farina Ojeda

Luego de un año y medio de pandemia, de un mundo sumido por la crisis sanitaria y la crisis económica, en América Latina los estragos son más marcados en cuanto a pérdida de vidas, a contagios y a la fuerte contracción de las economías. No sólo se trata de una pandemia que cayó sobre países con profundas desigualdades y enormes malestares, sino que la precariedad se volvió más lacerante, dolorosa y cruel con una población ya bastante empobrecida. Hace unos días el Banco Mundial resaltó que debido a la pandemia la clase media latinoamericana se achicó: 4.7 millones de personas pasaron a un estrato de pobreza o vulnerabilidad. 

En un subcontinente desigual en el que la pobreza es el denominador común de la mitad de la población, en donde las asimetrías en cuanto a ingresos, acceso a la salud, la educación y el empleo son marcadas y enmarcadas en un sistema de privilegios y exclusiones, las repercusiones de la pandemia son igualmente desiguales. Sólo en 2020 se sumaron 22 millones de personas a la pobreza latinoamericana, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en tanto la caída de las economías tuvo impactos fuertes en la disminución de empleos, de ingresos, de oportunidades y en general de las condiciones de vida de las personas. 

Estamos ante un empobrecimiento generalizado sin precedentes que va más allá de las discusiones sobre la clase media porque representa una precarización de muchos aspectos de la vida económica. No sólo es cuestión de ingresos sino que el acceso a la educación, la salud, las oportunidades laborales, la vivienda, la seguridad y otras necesidades se han vuelto más privativos, más lejanos. El empobrecimiento afecta a la clase media, a los que ya estaban en condiciones de pobreza, a los que desde una medición multifactorial tenían varias necesidades cubiertas y ahora no les alcanza. Los únicos que se han recuperado ya de la crisis son los que realmente no estuvieron en ella: los millonarios y multimillonarios. 

Sin embarco, cuando se agudiza la lucha entre las vacunaciones y la vuelta a la normalidad, por un lado, y la amenaza de la tercera ola, por el otro, el camino recorrido hasta ahora nos lleva directamente a más desigualdad, como si el destino fuera una nueva asimetría. Los que más necesitan de la educación para salir de la pobreza son los que debido a la crisis y la misma pobreza terminan quedando fuera del sistema educativo. Los que perdieron sus empleos y deben recuperarlo para sobrevivir enfrentan el problema de la brecha de habilidades: ante la digitalización del trabajo, muchos trabajadores se encuentran con que lo que sabían hacer ya no es suficiente para que los vuelvan a contratar. 

Y la asimetría está no sólo en la forma desigual de enfrentar la pandemia, sino en el acceso a vacunas, en los apoyos que reciben y dan sus gobiernos, en el acceso a créditos, en las posibilidades de estudiar o de emprender.

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Bernardo Arreola González

Periodista por la Universidad de Guadalajara, Productor de Franca Controversia, programa de radio emitido todos los miércoles por Radio UdeG Ocotlán.

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