Migración

“Yo empiezo una obra y la pongo en manos de dios. Él proveerá”

Las repatriaciones o deportaciones vía aérea al interior de México comenzaron en el 2012 como un programa piloto operado en conjunto entre el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) y el Instituto Nacional de Migraciones (INM). La intención del programa era evitar que los migrantes deportados intentaran volver a cruzar a Estados Unidos y se facilitara su regreso a sus comunidades de origen en México.

En 2013, el programa se convirtió en permanente, recibiendo dos vuelos por semana en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; sin embargo, a mediados de 2018 fue suspendido unilateralmente por el gobierno norteamericano.

En diciembre de 2019 el “PRIM” se reanudó cambiando su sede al Aeropuerto de Guadalajara, pero se suspendió temporalmente a causa de la pandemia del Covid-19. Después de la pandemia el PRIM se volvió a implementar, ahora en tres aeropuertos: Ciudad de México, Guadalajara y Villahermosa. Lo cual implica mayor número de deportados al interior del país, con seis vuelos semanales (dos por semana a cada aeropuerto) en los cuales llegan 135 personas deportadas en cada vuelo.

Casa Scalabrini fue invitada por la representación Jalisco del INM a incorporarse al PRIM para ofrecer sus servicios a los/as deportados/as al llegar al aeropuerto. Desde 2017 hemos establecido un programa de acompañamiento integral a mexicanos, hombres y mujeres, deportados de Estados Unidos, que por algún motivo se establecen en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

En el módulo que tenemos en el aeropuerto ofrecemos a nuestros hermanas y hermanos: alojamiento temporal, comida, cambio de ropa, zapatos, artículos de aseo personal, atención médica, acompañamiento espiritual, asesoría jurídica, asesoría para tramitar documentación oficial y para conseguir empleo. Aunque la gran mayoría regresan a sus lugares de origen, varios necesitan algunos días para decidir qué hacer después de ser deportados. De enero a marzo de 2020 hemos acompañado a 103 personas deportadas; la mayoría originarios de Guerreo, Oaxaca y Chiapas.

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